Caminar con las manos desocupadas (de ninas) y la mirada "a la altura" de la gente. Fijarme en las vitrinas, en la moda de la calle, y en la gente que se amontona en las puertas de los edificios, para fumar o tomar cafe. Pasar por la oficina de correo, y tener la sensacion de que es un lugar amable, y de que, "en la realidad", poner una carta es una diligencia sencilla, incluso romantica. Sentarme en la sala de espera del consultorio, quitarme la chaqueta, aflojarme la bufanda, cruzar las piernas sin prisa, "leer" las revistas, esperar!
Entrar al consultorio, colgar la cartera en el brazo de la silla, sentarme, darme cuenta de la vista de la ciudad, con sus rascacielos, sus construcciones, su cielo azul y hasta su brisa.
Entrar al consultorio, colgar la cartera en el brazo de la silla, sentarme, darme cuenta de la vista de la ciudad, con sus rascacielos, sus construcciones, su cielo azul y hasta su brisa.
Salir del lugar, tomarme un cafe, sentirme liviana. Caminar, y oir el silencio de mis pasos sobre el tapete del lobbie del hotel. Fijarme en la gente por el camino, hablando por sus telefonos portatiles, contestando e-mails desde sus Blackberries, o trabajando en los sofas del pasillo, desde sus computadoras portatiles. Sentir las ganas de ponerme medias veladas, tacones altos y un "power suit", y leer el New York Times, tomandome un cafe, con la pantalla de la computadora abierta.
Volver a la casa, bajarme del carro, apretarme los cordones de los zapatos, subirme los pantalones, acomodarme la cola de caballo, y recoger dos paqueticos envueltos con sonrisas, preguntas, besos y abrazos. Bajar las escaleras apurada, y adornar la calle con un arcoiris de abrigos, para los que caminan con las manos desocupadas y la mirada a la altura de la gente.
Victoria ♥
Victoria ♥
;)
ReplyDeleteMe encantan esos paquetitos envueltos de sonrisas. Hacen la diferencia entre ir liviano e ir ocupadito.
vaya!! qué bonito y qué real!! ...hay algo ahí que ha conectando mucho con mi realidad....
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